Técnicamente, el EPDM es caucho de polietileno propileno dieno monómero, un elastómero con muy buenas propiedades frente al paso del agua y a los agentes atmosféricos, con muy alta elasticidad y resistencia, lo que lo convierte en un material muy indicado para la impermeabilización de todo tipo de superficies.
Se trata de un material libre de cloro y halógenos, totalmente inerte.
Es muy reciclable. El EPDM tiene valores de reciclaje del 94%. ¿Y por qué el 94% y no el 100%? Porque en su colocación se utilizan técnicas de pegado y a la hora desmontarlo se pierde el 6% del material.
El EPDM tiene una vida estimada de 50 años, y los fabricantes ofrecen garantías mínimas de 20 años (incluso colocado directamente a la intemperie). Por lo tanto, se trata de la forma de impermeabilización, a priori, más duradera, una propiedad destacable desde el punto de vista de la sostenibilidad.
Las láminas de EPDM, colocadas correctamente, no se agrietan a lo largo de su vida, algo muy habitual en otros tipos de impermeabilización.
No solo tiene resistencia a los agentes atmosféricos, sino también resistencia mecánica, pues la gran elasticidad que tiene le aporta la capacidad de resistir roturas provocadas por otros materiales.
Se puede suministrar en mantas de hasta 900m2.
También es una gran ventaja a la hora de acopiar el material, pues se evita tener que manejar la gran cantidad de rollos que es necesario con otros sistemas como las láminas bituminosas.
La colocación es no adherida, por lo que la lámina es totalmente independiente del soporte, lo que permite los movimientos higrotérmicos de este sin que afecten a la lámina como puede ocurrir en los sistemas adheridos.
La rapidez de colocación sin necesidad de utilizar sopletes ni gases inflamables que puedan suponer un riesgo adicional en la obra.
Cuando está en contacto con el agua, no se produce migración de sustancias del EPDM al agua, por lo que es perfecto para la captación de agua de lluvias y su recogida en pozos para uso posterior. Por ello, se usa desde hace mucho tiempo para construir balsas de riego al aire libre.
Lo primero que se tiene que hacer es preparar correctamente el soporte. Para ello habrá que eliminar todo tipo de escombro o suciedad que pueda haber en la cubierta, ya que, a pesar de la gran resistencia del material, cualquier escombro que quedara bajo la lámina podría provocar una rotura con el paso del tiempo.
Hay que preparar también los encuentros y puntos singulares que existan en la cubierta. Rozas en petos en encuentros verticales, macizado de esquinas, eliminar aristas que puedan afectar, etc.
El siguiente paso sería la colocación de los refuerzos sobre el soporte, refuerzo de base en la zona de los sumideros y en la junta de cubierta que divide las pendientes, la limatesa de la cubierta.
la lámina de EPDM se coloca mediante sistema no adherido, pero para conseguir que esta condición se mantenga en el tiempo hay que colocar una lámina geotextil que garantice esa separación entre soporte y lámina, garantizando que el movimiento del primero no va a afectar al segundo provocando algún tipo de rotura.
También hay que ir resolviendo otros encuentros según se va extendiendo la lámina, como son los sumideros por donde desaguará el agua de la cubierta.
Para terminar el remate en la zona de sumideros, hay que añadir una capa más para evitar que el agua pueda introducirse en la junta entre el sumidero y la lámina de EPDM.
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